No te hagas la pendeja

 
De golpe me aparecieron un par de laburos dando clases particulares, a hijas de conocidos que rinden en unas semanas. Y como estoy al pedo, y en unas semanas viajo a ver a Coldplay (¡yey por mí!) la plata no me viene mal.
El tema es que en mi grupo de familiares, amigos y conocidos no estoy en contacto con ninguna adolescente. Grave error, porque hasta hace unas semanas me seguía sintiendo una pendeja. Hoy descubrí que el sueño terminó.
Hay algo en estas chicas que me dice que ya no tengo 18, que tengo 28, y que ya estoy más cerca del carnet del PAMI que de los Jonas Brothers.


Y se preguntarán como llegué a esta conclusión. No, no es por mis ataques de vieja chota, o por la gravedad que empieza a afectar mi cuerpo de maneras poco decorosas. Es por que estas muchachas se ríen de absolutamente todo lo que digo.
Al principio, creí que era por mi natural e irresistible sentido del humor (!). Y aunque en parte es cierto (!!), no tardé en ver la triste realidad: se ríen porque  no entienden una goma de lo que les digo. Porque justo yo, que estoy repleta de frases hechas y asociaciones dignas de un viaje con peyote, les vengo a tratar de enseñar el Present Simple con ejemplos de cosas y personas que ellas no escucharon en su reputa vida.
“Falta que repasemos esta unidad, y te fuiste con los Visconti.” “Imaginate que es como el pelo de He-Man.” “Esta foto es de los ‘70, durante la época del Flower Power.” “Es ‘we’, como en la canción de Queen.” “¿Nunca escuchaste la palabra penthouse? Como la revista, ¿no te suena?” “'¿No sabés lo que es un Skinhead?” “Es parecido a un personaje de una película de Woody Allen.” “Las olimpíadas del ‘92, las de Barcelona” “Pero, ¿conocés a los Beatles o no?”
Preguntas sin respuesta. Solo risas, de ellas, por supuesto. Y yo, que me quiero matar.