Top 5 de canciones que me da vergüenza cantar

 

Hay letras de canciones tan espantosamente espantosas que me da vergüenza cantar, o ver cantar. Son esas situaciones sociales en las que uno tiene que elegir entre participar del coro grupal, o cortar el mambo con actitud de “yo, ni en pedo”. En mi caso, termino cantando con cara de esto-es-demasiado-para-mí-sepan-que-usualmente-no-me-rebajo-de-esta-manera.

Hecha la introducción, sin más, les presento el top 5.

1-Lamento Boliviano, Enanitos Verdes.

Letra pedorra por excelencia. La parte de “Nena, no te peines en la cama que los viajantes se van a atrasar” no tiene que ver con un pedo, y para peor, siempre los asocio con una mina con piojos.

2- Bar Imperio, Miguel Mateos.

No podés cantar “Especial de jamón” con esa voz de emoción. Lo lamento, pero no. Por más buena que sea la pizzería, eso es cruzar un camino de no retorno.

3- Mi Perro Dinamita, Los Redondos.

Me gustan Los Redondos pero detesto esta canción. Y ya les aviso a todos los ricoteros dando vueltas que no, no sé si el perro representa un mensaje oculto, o si es metáfora de otra cosa; tampoco pienso estar analizando -cual poema de Wilde- que mierda quiso decir el Indio con lo de “recuperando palitos, corriendo a lo bobo”. Me parece que hay que aceptar de una vez por todas que el tipo escribió una canción pedorra sobre su perro. Y punto.

4- Pila pila pila, Intoxicados.

Un espanto, un espanto, un espanto. El señor, pasadísimo de todo, escribe sobre ponerse las pilas y agarrar la cuchara. Cada vez que la escucho, el páncreas se me da vuelta como un panqueque. Si existiera un botón delete gigante, juro que lo apreto sin ningún tipo de remordimiento.

5- Te quiero, Andrés Calamaro

“Te quiero, pero me dejaste la libreta sanitaria en el ropero.” Uff. Primero, es imposible recordar la letra de la canción porque nombra 45 pelotudeces que la señora en cuestión se dejó, y otras 35 que se llevó. Segundo, es típica canción de karaoke, en el que las minas –porque seguro son minas- van a cantarla con pasito de “nos movemos de lado a lado como adolescentes, o en su defecto, como cuarentonas boludas”. Y nadie quiere quedar pegado a eso.

Sí, siempre soy la agreta de la fiesta, pero no me importa. Tengo amor propio.

¡Habrase visto, che!