Excuse my French

El arte de putear es universal, pero la puteada en sí, es algo muy personal. Todos tenemos una puteada predilecta o un insulto que sale sin esfuerzo. Es inherente a la humanidad; me asombra que los científicos, con las boludeces que encuentran, aún no hayan dado con el gen puteador.

El tema es que recientemente (bah, hace como dos años, pero mi precepción del tiempo va estrechamente acompañada de negación), descubrí algo que me dejó regulando: las familias tienen puteadas propias. Sí señor. Seré muy boluda, pero nunca antes había caído en la cuenta: los integrantes de mi núcleo familiar me habían legado su sabiduría ancestral en forma de insulto.

La puteada que recorre las ramas de mi árbol genealógico materno, es me cago en el Zar de Rusia. Por supuesto. Mi familia no se podía cagar en cualquier cosa, ¡pero por favor! Somos muy espléndidos, y si nos cagamos, nos cagamos en algo que valga la pena. No es una puteada original, sé que otras familias la utilizan; una conocida mía me comentó que a ella le legaron la misma, y por ende, debe de haber otros. Pero es una puteada que me gusta por original, por histórica y bien rebuscada. Es más, quien te dice que al momento de crearla el zar no estuviera vivo, con lo cual el insulto tomaría algo más de propósito. Capaz que fue un guacho, viste como son los zares…

La puteada que me legó mi rama paterna, es me cago en la mierda. Si mi abuelo la creó o la trajo de España, aún no consigo averiguarlo, pero me parece fantástico cagarse en la mierda porque es el punto extremo de todos los “me cago en”. Repetidas veces lo escuché a mi abuelo decirle en tono andaluz a mi padre, “Carlooo’, Carrefour tiene la’ latas de atún a tres peso’. ¡Si no la cómpras te caga’ en la mierda!” ¡Que recuerdos! Es una puteada linda, exagerada, redundante y escatológica; como insulto frente a la sensación de frustración, me parece inigualable.

Lo llamativo de esto, es que básicamente, en ambas ramas familiares se cagan. Con más o menos glamour, más o menos internacionales, con o sin personajes célebres… lo que sea. Al final del día, la acción es la misma. Es un detalle maravilloso, sobretodo para mis viejos, que se separaron y ahora se hacen los que nunca tuvieron absolutamente nada en común. Tomá, se equivocaron, ¿mmm? Que sepan, que una puteada dice más que 100 otras palabras.