La última vez que fui al cine, nos pusimos a charlar con mis amigos sobre un póster que habíamos visto en la entrada promocionando la precuela de
El Planeta de los Simios. Ya no recuerdo la conversación, pero en un determinado momento, hice un comentario sobre el final de la peli original, a lo que
mi amiga Pu automáticamente contestó: "Uh, pero me cagaste el final, la quería ver."
Me indigné.
Y al rato la realidad me golpeó como una vieja con cartera en el bondi.
Hay todo un código social acerca de ventilar el final de las películas. No se puede contar, está prohibido. Pro-hi-bi-do. Si lo contás, chau, sos un loco bárbaro, y automáticamente te marcan. Te das vuelta y murmuran "A ésta no le preguntes que te cuenta todo." Sos la cuenta-todo.
La realidad es que el final de una película es una parte. A nadie le jode que le hables de la fotografía, o de la actuación del actor que interpretó el papel secundario. Pero, ay, no cuentes el final, que te agarran todos a la salida.
Y si esta obsesión con mantener el secreto sólo pasara con películas nuevas, bue, me la bancaría un poco más. Pero pasa con todas. El caso de El Planeta de los Simios me sirve de ejemplo: estrenaron la original hace 43 años, y la remake hace 10. Si la querías ver y a esta altura no la viste, bue, sos vago. Pero la sociedad no juzga al vago que no la vió, sino al pobre diablo que le contó cómo termina. Conclusión: me morfé 2 horas de
monos que andan como locos para tener que callarme el final forever and ever. Lo mismo con Sexto Sentido, Seven, El Club de la Pelea y Los Bañeros Más Locos del Mundo.
Y encima, el prejuicio de los cuenta-finales va taaaaan profundo, que hasta complica todo el sistema de conversación. Cada vez que uno empieza a hablar de una película x, alguien grita desesperado "¡No, no cuentes el final que no la vi!" Lo que nos obliga a andar como boludos, preguntándole a todos "Che, ¿la viste?" antes de mandarse un comentario y quedar como el más peor de la vida.
¿Quieren saber que pienso? Bue, lo voy a decir igual porque era una pregunta retórica. Creo firmemente que "alguien" desde la oscuridad, con un gato en la falda como el malo del Inspector Gadget, instauró la idea de que el-final-debe-permanecer-secreto-aunque-la-película-sea-más-vieja-que-Sofovich. Alguien que sigue el lema de la
Chiqui Legrand "el público siempre se renueva" y sabe que puede seguir currando con una película siguiendo el concepto del final eternamente secreto.
¿Acaso fuero las productoras de cine? ¿Los dueños de las salas? ¿Los hacedores de trailers? ¿Los vendedores de pochoclo? No lo sé. Quizás nunca lo sepa. Pero yo pienso romper con esto, así que aviso: las películas con más de 5 años de estrenadas, para mí, pierden el derecho a mantener el final oculto.
Así que 1) no digan que no les avisé y 2)
ni se les ocurra decirme
"la cuenta-finales".